José
Arregi también tiene una definición de la Trinidad que a mi parecer nos ayuda a comprender el
misterio, él dice: “Trinidad: el Dios vivo del amor. El Dios crucificado de la
compasión, el Dios liberador de la vida, Dios en femenino, el Dios que rompe
las cadenas, la compañía del Dios de la fiesta. Presencia cálida. Corazón amante.
Palabra reveladora. Bondad transformadora. Espíritu creador en un mundo en
evolución”.
Comprender
el misterio del Amado, del Amante y del Amor es entender el proyecto de Dios.
El Amado es el Dios vivo, el Amante es el Dios que se dona, el Dios que quiere
a sus hijos libres, el Dios que viene para que tengamos vida y la tengamos en
abundancia (Jn 10,10), el Dios que rompe las cadenas, el Dios que camina con el
desprotegido, el Dios que oye el clamor de sus hijos, el Dios que ve la
opresión de su pueblo y se compadece por su misericordia. El Espíritu amor es
el vínculo que mantiene este dinamismo.
Trinidad
es reconocer que el Padre es el que crea, que el Hijo es el que se une a todo
lo creado y que el Espíritu es el que
dignifica TODO. Trinidad es el Dios Misericordioso que espera al hijo
extraviado, el Dios Manso que carga el yugo pesado y que consuela a sus
seguidores. Trinidad es el Dios Sembrador que esparce la simiente, el Grano que
muere sepultado y el Aliento de Vida que todo lo renueva. TRINIDAD es el
misterio de un Dios que es COMUNIDAD, PARTICIPACIÓN e INTERRELACIÓN.
En
esta perspectiva, entender la trinidad no es una cuestión abstracta, sino una
manera de vivir, no es una cuestión de razones, sino de una manera de
relacionarme con los otros. ¿Quién entiende el misterio de la Trinidad? quien
ofrece amistad, quien da ternura, quien construye humanidad, quien cultiva el
perdón, quien promueve solidaridad, quien lucha por la justicia, quien acompaña
en procesos de liberación, quien no vive en el egoísmo, quien se gasta por los
demás, quien es capaz de dar vida y dar amor.
¿Cuál
es nuestra misión? ¿Qué implicaciones trae para nosotros este misterio de la
Trinidad? El evangelio de hoy nos dice: “Id y haced discípulos a todos los
pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”
(Mt 28, 19). Ser cristiano a la luz de este misterio es emprender la tarea de formar
comunidades que comprendan que Dios es Participación, comunión e interrelación.
Así que todos los que hemos sido bautizados con el misterio de la Trinidad
estamos llamados a vivir construyendo comunidad, a luchar por la justicia y a
acompañar procesos de liberación.
Hermanos
y hermanas, hagamos posible otro mundo, vivamos y creamos en este misterio de
la Trinidad, convirtámonos a la Luz del Amado, del Amante y del Amor en signos de contradicción y edificadores de las
condiciones que realmente transforman la realidad desde las raíces. Cumplamos
el mandato que Jesús nos da hoy en sus Evangelio: “vayan por todo el mundo y
hagan que todos los pueblos sean mis discípulos” (Mt 28, 19).
P.
José Crisanto Alfonso Medina, CM
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